Los "ZARRAMACHES" de Casavieja, en Objetivo Tradición
LOS “ZARRAMACHES” DE CASAVIEJA
Casavieja es un pequeño pueblo de la provincia de Ávila situado en el Valle del Tiétar. Un bello enclave que mantiene y cada año revive antiguas tradiciones, relacionadas en su mayoría con el entorno serrano y pastoril que lo rodea.
Una de sus celebraciones más características y que reúne mayor complejidad ritual es la que tiene lugar cada 3 de febrero con motivo de la fiesta de San Blas. En este día hacen aparición los “zarramaches”, dos personajes de carácter grotesco que protagonizan una curiosa mascarada de invierno.
Según la tradición oral eran los pastores de Casavieja que vivían gran parte del año en las sierras, los que encarnaban anualmente a estos personajes y bajaban hasta el pueblo a celebrar San Blas y a recibir el aguinaldo de manos de los dueños del ganado. Se dice que vestían de esta manera tan estrafalaria para divertir a los niños en ese día festivo. Cuando el oficio de los pastores comenzó su decadencia, la fiesta se vio igualmente amenazada, por lo que tuvieron que hacerse cargo de ella los quintos para evitar que se perdiese. Por ello, desde hace algunas décadas los quintos toman esta fiesta como propia, podríamos decir que se trata de un rito de paso por el cual los jóvenes que cumplen los 18 años pasan a formar parte del grupo adulto de la comunidad.
Pero pese a contar con esta interpretación de la fiesta, pienso que el rito tiene un origen mucho más complejo, pues los elementos que componen la vestimenta, similares a los que encontramos en otras mascaradas de invierno, nos dan una pista de que pudiera tratarse de un ritual relacionado con la fertilidad de los campos y el ganado, un ritual de llamada al despertar de la naturaleza, y de expulsión de los males que pudieran acechar a la comunidad.
El traje de los zarramaches se compone de varias partes. Visten pantalón blanco y cubren su torso con una pieza de tela blanca a modo de toquilla que cae sobre los hombros hacia la espalda y que va decorada con puntillas de encaje. Esta pieza de tela va cosida a la espalda y no dispone de mangas. A la espalda llevan una estera de esparto que se ata al cuello con una cuerda y que se ciñe a la cintura con una correa de la que penden tres cencerros. Sin duda la parte más característica de la indumentaria es la especie de máscara con que cubren su cara, que no es más que un trozo de tela con aberturas en ojos y boca, que se cose detrás de la cabeza; y el gorro de forma cónica, semejante a un capirote, del que cuelgan multitud de cintas de colores, y que se remata con un penacho de flores de tela. Portan largas y flexibles varas para amenazar y golpear a la chiquillería.
Vemos pues que en el atuendo aparecen esos elementos a los que anteriormente hacía referencia, y que pueden estar íntimamente ligados con antiguos ritos. Es el caso de los cencerros que tendrían una función ahuyentadora de los malos espíritus o de llamada al despertar de los campos en la cercana llegada de la primavera. También los gorros podrían ser indicio de esto, compuestos por cintas de colores muy llamativos alusivos al brote de la vida en el reino vegetal y a su abundancia, y por el ramillete de flores que lo remata, haciendo alusión a esto precisamente. Podríamos estar también ante un tipo de máscara fustigadora por las varas que los zarramaches portan, que podrían ser herencia de las antiguas Lupercalia romanas, de las que nos habla el insigne Caro Baroja. Como ya hemos explicado en otras mascaradas, los lupercos azotaban a todo el que se encontraban en su camino, especialmente a las mujeres con un sentido claramente fertilizador. También nos dice Caro Baroja en su obra que estas Lupercales tenían un claro sentido protector de las comunidades pastoriles frente a temidos animales y alimañas como podían ser el oso y el lobo, y de fecundidad de los rebaños, interpretación que nos encajaría muy bien en el entorno en el que se desarrolla esta mascarada.
Los zarramaches salen del ayuntamiento |
A la carrera tras la chiquillería |
Carreras por las calles de Casavieja |
En busca de los muchachos |
Los niños lanzan naranjas a los zarramaches |
Vara y naranja, las armas de un zarramache |
Golpeando con las largas varas a la carrera |
Los zarramaches asisten a Misa |
Los jóvenes esperan naranja en mano a la puerta de la iglesia |
Los zarramaches salen de la iglesia |
Fuentes consultadas:
- CALVO BRIOSO, BERNARDO; Mascaradas de Castilla y León, Tiempo de Fiesta. Junta de CyL (edición electrónica), Consejería de Cultura y Turismo. 2012.
- CARO BAROJA, J., El Carnaval. Alianza, Madrid, 2006.
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