Mascaradas de Zamora: pueblos que conservan aalgunas de las fiestas con más tradición, en ABC.ES
MASCARADAS
Pequeños y desconocidos pueblos que conservan algunas de las fiestas con más tradición de España
En la provincia de Zamora se celebran entre Navidad y Reyes fiestas de interés antropológico y turístico protagonizadas por personajes enmascarados
Varias personas participan en el desfile del estrafalario personaje del Zangarrón en Sanzoles MARIAM A. MONTESINOS
CÉSAR JUSTEL
13/12/2022
ABC.ES
Las mascaradas son manifestaciones festivas tradicionales en época invernal, que según algunos investigadores pueden tener un origen prerromano. Algunas se fusionaron con el Carnaval y se perdieron, pero las aquí citadas se han mantenido en su fecha original. En contraste con la máscara de carnaval -que oculta al personaje- en estas fiestas se utilizan máscaras animalísticas que simbolizan a seres protectores que la iglesia acabó trasformando en demonios. Parecen salidos de un lejano pasado haciendo sonar esquilas (para espantar el mal), lanzando ceniza (símbolo de fertilidad), o saltando y gritando. Es un enfrentamiento entre el bien y el mal, y en el fondo un ritual que señala el paso de niños a hombres. Las mujeres tiene un papel secundario en estas fiestas, a pesar de que se encargan de preparar todo, desde la comida a los trajes.
Pozuelo de Tabara. El tafarrón. 26 de diciembre
En la mañana salen cuatro jóvenes. El personaje principal es el tafarrón, vestido enteramente de paja con máscara negra y cencerras sujetas al cinturón. Lleva un palo con una bola de sal, y un cazo con dos naranjas para recibir aguinaldos. Al lado va la madama, vestido de mujer con casaca floreada con una M en la espalda sujeta con alfileres (para que los chiquillos se pinchen si quieren arrancarla). Los otros son los alcaldes encargados del orden. Corren por las calles tras los vecinos obligando a dar algo al tafarrón.
Ferreras de Arriba. La filandorra. 26 de diciembre
Filandorra, diablo, galán y madama recorren el pueblo persiguiendo a los críos para tiznarles la cara. Los dos primeros son los malos: El diablo (cubierto con careta de piel de cabra con cuernos, chaqueta roja, pantalón con cintas, cencerros a la espalda, y tenazas con las que agarra a la gente) y la filandorra, hombre disfrazado de mujer con vestido de colores. Madama y galán -los buenos- felicitan a la gente y tocan las castañuelas. Es una lucha del bien contra el mal. Tiene lugar el día de San Esteban, patrón de los mozos en los pueblos zamoranos.
Sanzoles. El zangarrón. 26 de diciembre
El ruido de los cencerros avisa de la llegada del estrafalario personaje que corre tras chicos y mayores cubierto con máscara de cuero negra, vestimenta de colores y un palo al que van sujetas varias vejigas. Las vejigas representan la fertilidad y el ruido de los cencerros es para espantar a los espíritus. Acompañándole van -en dos filas y cubiertos con capotes negros- los quintos del año, que luego bailarán en la puerta de la iglesia ante la imagen del patrón San Esteban. Hace muchos años hubo una peste y se encomendaron al santo, pero este no remedió nada, así que apedrearon su imagen. Un vecino, disfrazado para no ser reconocido, defendió al santo y dio origen a la figura del zangarrón. Hace años que la iglesia se desmarcó de la fiesta y es cosa pagana. Al terminar la fiesta los asistentes van a las pequeñas bodegas excavadas en la tierra donde se bebe vino acompañado de migas y chorizos asados.
Abejera. Cencerrones. 1 de enero
Salen a las tres de la tarde e intervienen personajes como el carocho (o cencerrón), que lleva máscara demoniaca y tenazas terminadas en dos cuernos con las que persigue principalmente a las mujeres; la filandorra, hombre vestido de mujer que va arrojando ceniza; el ciego y el molacillo, que recitan coplas burlescas de lo sucedido durante el año en el pueblo. Otros personajes son el gitano, el pobre, la madama y el galán. Todos se pelean entre ellos mientras el gitano intenta vender cachivaches. Todo termina con chocolatada.
Riofrío de Aliste. Los carochos. 1 de enero
Su nombre alude a la careta (carocha) con que se cubren algunos de sus participantes. Son dos diablos con enormes tenazas para sujetar a la gente: los guapos (galán, madama, el del tambor, el cerrón y el del lino) y los filandorros (molacillo, ciego, gitana y gitano). Galán y madama intentan que el cura (al que se hace intervenir) bautice a un niño de madera y los filandorros llegan en carro conducido por el molacillo, vestido de blanco, y el gitano, montando un burro. En la plaza, el carro se vuelca y muere el ciego. La filandorra, vestida de tiras que la cubren, echa ceniza a la gente. Son situaciones cómicas y se cantan coplas antiguas subidas de tono.
Sarracín de Aliste. Los diablos. 1 de enero
Haciendo sonar enormes cencerros surgen los diablos con máscaras negras y esgrimiendo enormes tenazas con las que enganchan a la gente. Mientras, el ciego acompañado por el molacillo recorre el lugar, casa por casa. Por otro lado llegan el rollo y la filandorra, el primero con un niño que representa el año nuevo, mientras su acompañante echa ceniza a los espectadores. Todo el pueblo es un teatro en el que intervienen hasta doce personajes, además de dos músicos con gaita y tambor.
Montamarta. Zangarrón. 1 y 6 de enero
A primeras horas de la madrugada del día 1 sale el zangarrón con máscara de corcho, traje de colores, flores de tela sujetas a las piernas, tridente en la mano y cencerros a la cintura, y recorre el pueblo llamando a todas las puertas. El día 6 se repite el ritual con la diferencia de que el traje es de otro color. Si el zangarrón muere con la máscara puesta no puede ser enterrado en sagrado.
San Martín de Castañeda. Talanqueira. 5 de enero
Un joven con máscara de colores lleva una vaca de madera –talanqueira- que representa la virilidad y al que acompañan la madama, el galán, ciegos y seis bisparros con enormes cencerros. Estos últimos van vestidos con tela de saco que recuerdan al traje que llevaban los monjes del cercano monasterio. Otro personaje es el cernadoiro, encargado de esparcir ceniza. Todos recorren el pueblo situado al lado del lago de Sanabria persiguiendo a la gente. La fiesta es un ritual con el que se saludaba la entrada del nuevo año.